Hacia la boleta única papel en Argentina

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En Argentina, el instrumento de votación en las elecciones nacionales y en casi todas las provinciales es la boleta partidaria de papel. Cada agrupación política o lista está representada en una boleta de categorías diferentes adheridas entre sí. Los partidos son los responsables de diseñar, imprimir –con aprobación judicial previa–, distribuir y custodiar las boletas el día de la elección. Si un partido no puede distribuir las boletas en todo el territorio donde compite y garantizar su disponibilidad durante toda la jornada electoral, el electorado no encontrará la oferta electoral completa en el cuarto oscuro y sus candidaturas encontrarán límites para ser elegidas.

En muchas democracias del mundo, en cambio, se utiliza la boleta única de papel, un instrumento de votación que presenta las listas y/o candidaturas de los diferentes partidos en una única boleta. Sus diseños son muy variados, pero comparten un elemento común: su distribución y disponibilidad en los centros de votación es responsabilidad del Estado. Gracias a esto, garantiza una oferta electoral completa a través de los centros de votación. Por eso, si se lo compara con la boleta partidaria, un instrumento de votación oficial provisto por el Estado equipara las condiciones de competencia entre partidos y mejora el acceso al sufragio entre los y las votantes.

La Cámara de Diputados le dio media sanción al proyecto que impulsa la implementación de la Boleta Única de Papel y la oposición unificada logró dar un paso adelante con la iniciativa que modificaría el sistema electoral vigente, donde cada frente político presenta una boleta de papel en el cuarto oscuro.
La forma en que votamos es fundamental en un proceso electoral. El instrumento de votación es el nexo entre las preferencias de la ciudadanía y la responsabilidad de partidos, candidatos y candidatas. Esto hace que sea sumamente relevante contar con un instrumento que garantice que, manteniendo el resto de las variables constante, todas las opciones políticas tengan iguales probabilidades de ser elegidas.

La boleta electoral es el nexo entre las preferencias de una persona y la responsabilidad de un candidato o una candidata y un partido. El debate sobre la forma en la que votamos es, ante todo, un debate sustantivo sobre la equidad en el acceso al sufragio y la competencia electoral. No es un debate instrumental. Desde 1983 a la fecha, hemos sido capaces de debatir y realizar acuerdos sobre cómo mejorar las reglas electorales. Continuar con este legado es fundamental, sobre la base de evidencia y a partir de la construcción de los consensos que blinden las reformas con indiscutida legitimidad.

Por Carlos Laboranti – Director Ejecutivo