Merecidos homenajes a los profes que marcaron a varias generaciones

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El Centro de Educación Física Nº 43 de Lobería, es una entidad muy cara a los sentimientos de los loberenses en general, ya que es sin lugar a dudas una de las instituciones más prestigiosas y respetadas, en la cuál han encontrado su espacio para la práctica del deporte niños y adultos, mujeres y varones, sin distinción de edades, sexos o condición social.
Allí se han formado numerosos deportistas y principalmente, se les han inculcado valores y principios a niños y jóvenes, brindando un invalorable  aporte social a la comunidad.
Quienes rondamos las cinco décadas, años más, años menos, y tuvimos nuestra infancia en Lobería, tenemos recuerdos imborrables, puesto que fuimos parte de la primera generación de alumnos de la entidad, allá por el año 1983 cuando fue inaugurada, recorriendo distintos lugares, como el Club de Pesca, Club Independiente o Club Jorge Newbery para tomar las clases, ya que la institución no contaba con un gimnasio propio.
Hoy, pasar por calle Rivadavia 350, genera un profundo orgullo en toda la comunidad, al ver el increíble gimnasio con el que cuenta el CEF Nº 43, con un piso flotante de primer nivel, un salón de usos múltiples en planta alta, un mini gimnasio en la parte trasera y unas gradas que permiten al público disfrutar de los espectáculos deportivos y artísticos que allí se realizan.
Eso que hoy es una realidad, fue proyectado y soñado hace 40 años por su primer director, el profesor Hugo César Rodríguez, y su primer secretario, su entrañable amigo, profesor Evelio “Cacho” Herrera. Fueron ellos los que impulsaron la creación de la entidad y los que contagiaron a colegas, alumnos, padres y a la comunidad entera, el entusiasmo y la audacia necesaria para ir por una sede propia. Así es como hoy, somos muchos los que tenemos recuerdos de haber trabajado en la limpieza del terreno o haber acarreado ladrillos para el inicio de aquella emblemática obra.
Este editorial no tiene otro objetivo que expresar la felicidad que me produjo la imposición del nombre “Profesor Hugo César Rodríguez” a nuestro querido CEF. Es un acto de absoluta justicia que genera casi unanimidad en la comunidad. De hecho, la institución realizó una elección abierta a la población, con tres alternativas, y la opción que proponía el nombre del ex intendente loberense, tuvo un acompañamiento de casi el 90 por ciento.
Es que Hugo fue mucho más que el primer director, fue el que se transformó en albañil cuando hubo que construir, el líder para formar un gran equipo de trabajo, el vendedor de rifas para recaudar fondos, el que le abrió las puertas del lugar a todo aquel que quisiera practicar algún deporte, el que le dio posibilidades a los profes recién recibidos, el que convenció gente para que formen parte de la cooperadora, el que se preocupó por aquel alumno que tenía algún problema o el que contagió su pasión por la Educación Física a tantísimos jóvenes que luego se transformaron en sus colegas y hoy son directivos del propio CEF.
Hugo Rodríguez es el CEF, como también lo es “Cacho” Herrera y Estrella Balod, por lo que también celebro la decisión de las actuales autoridades de denominar con sus nombres, en el transcurso de este año, en el marco del 40º aniversario, al mini gimnasio y al SUM de la planta alta.
Los mencionados profes y tantos otros que prefiero no mencionar para no ser injusto con alguno que pudiera olvidar mencionar, dejaron una huella en varias generaciones que disfrutaron de sus clases, campamentos y más. Es por eso que el hecho de que sus nombres queden inmortalizados en el Centro de Educación Física que ellos mismo soñaron y transformaron en realidad, es el mejor homenaje que se les puede realizar.

Carlos Laboranti, director ejecutivo.