Embajadores deportivos humildes y solidarios

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Este fin de semana se pone en marcha una nueva temporada del Turismo Carretera, donde nuestra región está muy bien representada por pilotos de la talla del loberense Jonatan Castellano, los balcarceños Santiago Mangoni y Diego Ciantini y el necochense Juan Bautista de Benedictis, sin olvidarnos del también loberense Jerónimo Teti en el TC Pista.
Pero más allá del inicio de la actividad deportiva, que ya tuvo sus clasificaciones y series del TC Pista y hoy tendrá las series de la categoría central y las dos finales, quiero detenerme en lo que representan estos pilotos para las ciudades en las que nacieron.
En mi caso, crecí viendo como Lobería festejaba los triunfos y campeonatos del “Pincho” Oscar Castellano, tal como Necochea lo hacía con los logros de Juan Antonio “Jhonny” De Benedictis o Balcarce con el “Pelado” Mariano Calamante.
Pasaron los años y los tres distritos han seguido la tradición de tener exitosos pilotos en la categoría más antigua y popular del país, dejando cada uno de ellos una huella y llevando el nombre de su pago chico a nivel nacional.
Es que los Castellano, los De Benedictis, los Ciantini, los Occhionero, los Altuna y tantos otros que podríamos mencionar, se transformaron en grandes embajadores de sus distritos.
Además de festejar sus logros, todos esperábamos y lo seguimos haciendo, el momento en que suben al podio y saludan a su gente, sabiendo que cada hincha está esperando detrás de la tele sentir el nombre de su ciudad.
Días atrás publicábamos en nuestro medio la noticia de que Juan Bautista De Benedictis recolectó alimentos no perecederos durante la presentación de su Ford Mustang, entregando las donaciones a la Secretaría de Desarrollo Humano para ser repartido a los comedores barriales.
Eso me llevó a repasar rápidamente en mi memoria las múltiples actitudes solidarias que todos estos embajadores deportivos han tenido, cada uno en su ciudad, a lo largo de los años, desde estar dispuesto a apoyar un evento local con su presencia o donaciones, realizar inversiones en su lugar de origen o hasta a sorprender a algún pequeño fan en su fiestita de cumpleaños.
Y a pesar de la popularidad lograda, todos ellos se han comportado a lo largo de los años con gran humildad, sin “vedetismos”, por lo que resulta muy común cruzárselos por las calles de Lobería, Necochea o Balcarce como cualquier vecino y siempre con la mejor predisposición para sacarse una foto o ponerse a charlar.
Hoy en El Calafate, esos vecinos con el que nos podemos encontrar en el mercado, se pondrán el buzo antiflama y se transformarán una vez más en nuestros ídolos y embajadores.
Deseo que sea la mejor temporada para todos ellos, pero principalmente anhelo que nunca pierdan esa humildad y espíritu solidario que siempre han demostrado.
Carlos Laboranti, director ejecutivo.