El respeto a los derechos de las mujeres debe ser una causa común

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El pasado viernes 8 de marzo, fue el Día Internacional de la Mujer, por lo que en todo el mundo se llevaron a cabo numerosas actividades, reivindicando el rol de la mujer en la sociedad y reflexionando sobre los avances logrados y los muchos por obtener.
El 8 de marzo es un día en que las mujeres levantan la voz contra las desigualdades, discriminaciones e injusticias que las agotan, y aunque sea una lucha que ellas encabezan, los hombres debemos acompañar estos reclamos con todas nuestras fuerzas.
Y si bien en este día se visibilizan estas cuestiones, no se trata de una lucha de una sola jornada, sino que es una labor para toda la vida.
Aunque mucho se ha avanzado, son innegables las persistentes e inconmensurables inequidades aún vigentes en nuestra sociedad.
Los femicidios, los prejuicios y estereotipos de género, el acoso digital, el hostigamiento sexual en las calles, las brechas laborales y salariales, la invisibilización del rol de madres y cuidadoras, son cuestiones que las mujeres sufren a diario, no dejando de lado las presiones estéticas y otras imposiciones sociales que someten a las mujeres a dañinos juicios de valor con brutales efectos, en particular, en la salud mental de las adolescentes y jóvenes, a quienes las redes les exigen ser “bonitas”, “perfectas” y delgadas.
Reclamar el fin de la vulneración sistemática de los derechos fundamentales de las mujeres, debe ser una causa común.
La lucha feminista no implica despreciar a los hombres o pretender construir un mundo exclusivo para ellas, por el contrario necesita del respaldo de todos los géneros y orientaciones sexuales, para hacerla sostenible.
Esa unidad es una de las claves para que las mujeres puedan avanzar en justicia y equidad.
Nosotros, los hombres debemos acompañar esta batalla, aunque sabiendo que nosotros no somos los protagonistas de la misma. Debemos escuchar, leer, aprender, cambiar hábitos si es necesario, puesto que quienes cruzamos el umbral de los 50, nacimos, crecimos y nos educamos en una sociedad que era bien distinta a la actual y es probable que tengamos actitudes que consideremos naturales y que estén dañando a nuestras parejas, hijas, madres o compañeras de trabajo.
Hace falta un compromiso concreto, donde además de conmemorar fechas reivindicativas como esta con flores o chocolates, lo hagamos con logros que nos acerquen a la equidad de género.
Debemos construir juntos, un mundo de posibilidades para los dos “géneros”.
Aún hoy, en el año 2024, seguimos estando bastante lejos de lograr que ninguna mujer vea su vida, sus oportunidades y sus proyectos personales y profesionales truncados por el solo hecho de serlo. Nunca seremos un país viable mientras las mujeres sigan siendo agredidas en casa, acosadas en la calle y hostigadas en el trabajo. Mientras el machismo siga poniéndoles etiquetas que se convierten en techos para su desarrollo.
Carlos Laboranti, director ejecutivo