Los corsos loberenses, un fenómeno popular que no debe dejar de crecer

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El fin de semana pasado se desarrolló la fiesta popular por excelencia de Lobería; los tradicionales corsos.
Si bien el distrito cuenta con hermosas fiestas, como la de las Tropillas, las celebraciones de los aniversarios de Lobería y San Manuel, la Fiesta del Día del Niño, la Fiesta Popular del Pago, el Encuentro de Colectividades, partidos de fútbol con los grandes clásicos de la ciudad o carreras de automovilismo en La Virgen del Camino, por nombrar sólo algunas, ninguna logra el fervor y la adhesión popular que tienen los carnavales.


Se trata de un festejo donde su mayor atracción es justamente la multitud que asiste cada noche con el sólo fin de divertirse, de celebrar, donde no sólo los niños y adolescentes corren con un tarro de espuma en la mano, sino que son muchísimos los adultos que también se prenden en esta sana manera de divertirse. Tal fama han alcanzado los corsos de Lobería, que es muy común encontrarse a gente de toda la zona que asiste a los mismos.


Los carnavales loberenses no cuentan con la actuación de grandes figuras nacionales, sino que por el contrario, quienes recorren el corsódromo son todos vecinos de la propia ciudad que durante el año se esfuerzan y trabajan para disfrazarse, armar una carroza o poder colocarse un traje, un espaldar con lentejuelas, brillos y plumas y bailar o tocar en una banda para pasarla bien y ofrecer un espectáculo que el público acompaña con palmas.
Es evidente que este festejo popular tiene un potencial muy importante y puede crecer aún más, aunque para ello sería importante la generación de un grupo de trabajo que pueda ir organizando determinadas cuestiones a lo largo de todo el año.


Si bien en los últimos años, a través del esfuerzo del municipio, se ha mejorado mucho en cuanto a la infraestructura de escenario, sonido y luces, al igual que con la prolijidad que genera la colocación de vallas, lo que a su vez permite que las comparsas desfilen con mayor tranquilidad y comodidad, se podría trabajar en ofrecer un espectáculo que tenga más continuidad y un mayor número de atractivos, sin perder la esencia de lo local.
En ese sentido me permito hacer algunos simples aportes que creo incrementarían la cantidad y calidad de producciones que son parte del show; como por ejemplo invitar a los clubes y distintas instituciones a realizar sus carrozas representativas, que a su vez podrían llevar sus postulantes a embajadora del carnaval. También se podrían aprovechar la gran diversidad de talleres que ofrece la Dirección de Cultura, para que a partir de ellos, los alumnos puedan por ejemplo confeccionar trajes, instrumentos o carrozas.
Son ideas muy simples, fácilmente realizables a las cuales pueden sumarse muchísimas otras, que le harían un gran aporte a los corsos loberenses, que ya de por sí tienen una enorme convocatoria y es sin dudas un fenómeno popular que debe seguir creciendo.
Carlos Laboranti – Director ejecutivo.