Juan Erreguerena: «Esta lluvia es fundamental para la soja y la ganadería»

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El mes de febrero tuvo días con altísimas temperaturas y lluvias muy escasas, lo que generó la preocupación de los productores en cuanto a las complicaciones que podía traer para sus producciones.

Los más de 50 milímetros caídos en los últimos días en la zona, trajeron un poco de alivio al sector agropecuario. Al respecto, consultamos al ingeniero agrónomo Juan Erreguerena, miembro de la Agencia de Extensión Rural del INTA Lobería y director de la revista Visión Rural.

En principio, el profesional explicó la diferencia que tiene el impacto de esta lluvia en los girasoles o maíces sembrados tempranamente respecto de los que se sembraron más tarde, y de la soja.

«Los cultivos tanto de girasol como de maíz, sembrados en fecha, tempranamente, habían recibido un nivel de lluvia considerable como para garantizar un piso de rendimiento bastante interesante. Normalmente, el impacto mayor de la falta de agua se da sobre la floración, tanto en girasol como en maíz y realmente entraron en ese período crítico con  condiciones de humedad  bastante favorables, porque recordemos que diciembre y enero fueron bastante húmedos. No obstante, en las últimas semanas, se dio una sequía importante y ello, para los cultivos sembrados temprano, lo que afectó es lo que sería el llenado, entonces es probable que haya una reducción de rendimiento, aunque no de la magnitud que hubiese significado si la sequía hubiese sucedido antes» comenzó analizando Erreguerena.

Seguidamente aclaró que «los maíces que se sembraron más tarde, sí están en un período crítico en un momento donde faltó humedad, entonces, van a tener una reducción significativa de rendimiento. Esta lluvia caída en estos días, alcanza a mejorar parte del status de esos cultivos. En el caso del girasol sembrado más tarde, va a reducir el potencial de rendimiento, porque tuvo un período vegetativo con menos desarrollo, entonces, en general, quedan con la cabeza chiquitita».

El ingeniero fue claro al expresar que «para esos maíces y girasoles tardíos, la lluvia vino bastante bien, pero para lo que vino mejor, es para la soja. La soja de primera, que se siembra un poco más tarde que el maíz y el girasol, entra en su período crítico en febrero y esta sequía la estaba afectando considerablemente. A su vez, a diferencia del maíz y del girasol, la soja tiene un período crítico tanto de floración como de llenado, entonces, sembrada más temprano o más tarde, en todos los momentos, la lluvia esta le ha significado un beneficio considerable para poder definir rendimiento, que todavía está en ese proceso. En cuanto a la soja de segunda, es fundamental que haya llovido, porque prácticamente estaba a punto de perderse».

 

Ganadería

Por último, Juan Erreguerena explicó que «en el caso de la ganadería, había venido de una primavera muy buena y muy productiva en general, ya que había logrado consolidarse bien todo lo que era verdeo de verano y pasturas, pero a partir de mediados o fines de enero, empezó a sentirse el efecto de la sequía, que no ha sido lo suficientemente grande, porque había habido acumulación de pasto previa. No obstante, todo lo que se había pastoreado, no había rebrotado por el efecto de la sequía, así que esta lluvia, para la ganadería es fundamental, porque además, con la magnitud de lluvia de ahora, permite poder definir la siembra de verdeo, que justo se hace ahora, que sería la producción de pasto para el otoño-invierno, y también permitiría prepararnos para sembrar las pasturas.

En definitiva, tanto para la ganadería como para la soja, es para lo que mayor impacto tiene esta lluvia».