¿Cómo hacer para que los chicos coman vegetales?

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A través de las frutas y las verduras en estado natural, frescas, de temporada, podemos aportar a nuestro organismo, vitaminas, como por ejemplo A y C que actúan como defensa ante las infecciones; del grupo B, que favorecen el sistema nervioso; minerales, como el hierro, zinc, fósforo, potasio, calcio, magnesio; fibra necesaria para el buen funcionamiento intestinal; antioxidantes que reducen o evitan el envejecimiento prematuro celular y previenen la aparición de determinados tumores. Esto nos hace saber que, son necesarios para evitar enfermedades.

Además, presentan una baja densidad energética y contienen un elevado aporte de agua (90%), lo que favorece la hidratación.

En eso radica la importancia de que quienes están al cuidado de los chicos, les enseñen adecuados hábitos alimentarios para que puedan tener un buen crecimiento y desarrollo.

Los niños aprenden todo el tiempo y consideran líderes a sus padres, abuelos, maestros y por qué no a algunos amigos más grandes que ellos. Será necesario si estás dentro del grupo de personas que pueden tomar como ejemplo, que te asesores sobre alimentación saludable para transmitir tu saber y que ellos te copien.

¿Qué hacer para que coman verduras?

-La mejor edad para trabajar en los buenos hábitos alimentarios es de los 2 a los 4 años. Cuando son mayores, aproximadamente a los 8 años, es más difícil realizar cambios y será necesario más esfuerzo para lograr efectos favorables.

-Sé el ejemplo. Si ellos ven que no comés verduras, van a seguir tu camino. Por eso mismo, será preciso que trates de modificar tu manera de elegir los alimentos para se sientan cautivados por tus elecciones saludables.

-No te resignes. Deberás intentar diferentes preparaciones atractivas para que los niños se sientan atraídos por el olor, los diferentes colores y su apariencia. Se puede utilizar aquella verdura que no les agrade, como por ejemplo la espinaca o la acelga en una tortilla de papas y huevo, en dónde la combinación de colores y sabores puede hacer que comiencen a incluir aquella verdura que no les simpatiza.

-Cambiá la forma de presentar los platos de comida. Cuánto más guste visualmente, más aceptación tendrá la preparación.

-No negocies con los alimentos. Por ejemplo, no les digas que si comen una verdura que no les gusta, les darás un postre riquísimo. Este mensaje significará que el postre es un premio y las verduras un castigo. En otra oportunidad no lo comerá.

-Cociná con ellos. El juego durante la preparación de la comida hará que se sientan atraídos por comer lo que ellos prepararon.

-El refrán dice “persevera y triunfarás”. Cuando le hayas preparado una comida que no les gustó, no te quedes con uno o dos intentos. Seguí insistiendo más veces. Llegará el momento en que lo coman, siempre y cuando varíes la forma de preparación.

-El gusto por los dulces es innato. Por eso, la idea es ir incluyendo en la medida que se pueda, diferentes sabores fuertes o amargos para que se vayan acostumbrando.

-Agregar vegetales a los alimentos que ellos consumen habitualmente sin problemas. Fideos con brócoli, con champiñones, con espinacas, con salsa blanca mezclada con alguna verdura picada inicialmente. Empanadas o tartas de espinaca con huevo y queso, pizza integral con salsa blanca, huevo picado y verduras.

-Acostumbrate a educar al paladar. No es simple hacer que los niños coman de todo. Nuestra tarea es buscar diferentes combinaciones de alimentos y de preparaciones para que incluyan paso a paso cada alimento que se considera saludable. Seamos constantes en la decisión de ir caminando con ellos, asegurándonos de disfrutar con el transcurso del tiempo, que se convirtieron en adolescentes sanos y fuertes.