La forma en la que uno mira y enfrenta a la vida, marca la diferencia entre felicidad o desdicha, entre satisfacci\u00f3n o frustraci\u00f3n. Porque, muchas veces, lo que nos pasa, o al menos c\u00f3mo lo percibimos, es una cuesti\u00f3n de actitud. Victor Kuppers, escritor y consultor dec\u00eda que existe una f\u00f3rmula para ver cu\u00e1nto vale alguien como persona:(C + H ) x A. \u201cLa C son los conocimientos, la H, habilidad, la experiencia, pero la A, es la actitud. Y \u00bfqu\u00e9 es lo importante de la f\u00f3rmula? La verdad es que la C suma, la H suma, pero la A multiplica. La diferencia entre las personas incre\u00edbles no est\u00e1 ni en la C ni en la H, est\u00e1 en la A\u201d.<\/p>\n
Lo cierto y en relaci\u00f3n a lo planteado por Kuppers es que muchas personas tienen una mirada muy pesimista y no encuentran salida a lo que les afecta. Generalmente, ponen toda la responsabilidad de sus \u00abdesgracias\u00bb fuera de su \u00f3rbita de acci\u00f3n. Siempre el otro es el responsable o \u00abculpable\u00bb de toda situaci\u00f3n negativa en su vida. En cambio hay hombres y mujeres que ven la vida con m\u00e1s optimismo. Saben que las circunstancias son desaf\u00edos para crecer; viven menos estresadas, m\u00e1s felices y sonrientes. Se toman la libertad de elegir c\u00f3mo enfrentar la vida misma. Las actitudes positivas provocan una reacci\u00f3n en cadena de pensamientos y emociones que provocan resultados extraordinarios.
\nLa manera en que nos relacionamos con los dem\u00e1s, nuestras actitudes hacia ellos, es lo que dice todo de nosotros. La amabilidad, el altruismo y la solidaridad, los valores positivos, ser\u00e1n los que definan nuestra personalidad y por los que seremos recordados. Son los h\u00e1bitos que nos caracterizan y que todo el mundo conoce de nosotros. La felicidad es una combinaci\u00f3n \u00fanica de las \u00abfortalezas distintivas\u00bb, como el sentido de humanidad, la templanza, la persistencia y la capacidad de llevar una vida significativa.<\/p>\n
Nuestra intenci\u00f3n m\u00e1s profunda es hacer siempre el bien y tenemos a nuestro alcance los recursos necesarios, o sea las aptitudes, para avanzar con esta premisa. Por eso, muchos piensan que la actitud positiva es algo innato y que solamente hay que permitir que se desarrolle. Sin embargo, no es tan sencillo, puesto que los mensajes que recibimos de la sociedad y la acumulaci\u00f3n de nuestras propias experiencias tambi\u00e9n tienen mucho que decir en la configuraci\u00f3n de nuestra disposici\u00f3n ante la vida. Es que la actitud tambi\u00e9n se aprende.<\/p>\n
Lo que realmente nos diferencia del resto es nuestra actitud ante las dificultades y los logros ante las victorias y las derrotas. Para poder evitar estar dentro de la \u00abmasa\u00bb y lo \u00abid\u00e9ntico al resto\u00bb, es preciso que seamos responsables, que no pongamos excusas, que nos adelantemos a los hechos, que seamos positivos y tengamos la habilidad para gestionar nuestras emociones. Dec\u00eda Antoine de Saint-Exup\u00e9ry: \u00abEl sentido de las cosas no est\u00e1 en las cosas mismas, sino en nuestra actitud hacia ellas\u00bb. En el estilo de las relaciones con los dem\u00e1s, y en el camino de los propios sue\u00f1os, por m\u00e1s que sean los mejores del mundo, si no los llevamos a la acci\u00f3n, de nada servir\u00e1n. Las palabras se van, las actitudes quedan.<\/p>\n
La manera que tenemos de ver el mundo controla nuestras vidas. Es un poder que todos poseemos y que trabaja, secretamente, veinticuatro horas al d\u00eda, para bien o para mal. Por eso, es de suma importancia que sepamos aprovechar y controlar esta gran fuerza.<\/p>\n
Por Carlos Laboranti – Director Ejecutivo<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"
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