{"id":1264,"date":"2017-04-30T02:26:21","date_gmt":"2017-04-30T02:26:21","guid":{"rendered":"http:\/\/senderomultimedios.com.ar\/?p=1264"},"modified":"2017-04-30T02:26:21","modified_gmt":"2017-04-30T02:26:21","slug":"la-perdida-de-nutrientes","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/www.senderomultimedios.com.ar\/la-perdida-de-nutrientes\/","title":{"rendered":"La p\u00e9rdida de nutrientes"},"content":{"rendered":"

A la hora de diagramar un estilo de vida saludable, debemos orientar nuestra atenci\u00f3n para detectar d\u00f3nde estamos perdiendo nutrientes valiosos para nuestra inmunidad; una mirada r\u00e1pida nos dejar\u00e1 asombrados y pregunt\u00e1ndonos c\u00f3mo hace la m\u00e1quina org\u00e1nica para sobrevivir a nuestras degradadas pr\u00e1cticas alimenticias. Nos hemos familiarizado con palabras como refinaci\u00f3n, pasteurizaci\u00f3n, homogeneizaci\u00f3n, congelaci\u00f3n, entre otras, las cuales aparentan darles un valor agregado a nuestros alimentos; en realidad estas pr\u00e1cticas de la industria alimenticia no son m\u00e1s que recursos para aumentar la vida \u00fatil de sus productos sin aportar nada a la salud del consumidor. A modo de ejemplo, podemos citar que el procesado de las carnes deteriora entre el 50 y 70% de la vitamina B6; en el caso de los cereales, cuando nos llevamos el pan a la boca, puede haber perdido hasta el 90% de esta vitamina. El magnesio, al refinarse las harinas, puede desaparecer hasta en un 80% en relaci\u00f3n con el cereal integral. Las frutas y verduras, en el tr\u00e1nsito del campo a nuestra mesa, pueden perder hasta un 90% de la vitamina C. Ejemplos como estos pueden citarse de a cientos, pero unos pocos son suficientes para despertar el sentido com\u00fan del lector. Aun en las sociedades donde rige la abundancia en la alimentaci\u00f3n, las carencias nutritivas son evidentes, y esto se debe a que se come en exceso alimentos vac\u00edos de principios activos para edificar nuestro organismo; seg\u00fan un estudio realizado por la Universidad de Tufts, \u00aben uno de cada cuatro alimentos empaquetados estamos pagando m\u00e1s por el envase que por el contenido\u00bb. Las carencias no se deben \u00fanicamente a la pobreza de los alimentos, sino tambi\u00e9n a un sinn\u00famero de sustancias qu\u00edmicas que ingerimos voluntaria o involuntariamente y que act\u00faan como antinutrientes o inhibidores de su asimilaci\u00f3n; entre ellas podemos mencionar los aditivos qu\u00edmicos o los medicamentos. Despu\u00e9s de m\u00e1s de dos d\u00e9cadas dedicado al estudio y la difusi\u00f3n de los principios naturales para vivir mejor, y al encontrarme d\u00eda tras d\u00eda con datos como estos, he llegado a cuestionar visceralmente aquello que llamamos \u00abprogresos de la civilizaci\u00f3n\u00bb; la mayor\u00eda de los beneficios que podemos obtener del avance del progreso han terminado degradando la salud de la especie. Estamos tan mal, en un sentido muy amplio, que hoy en d\u00eda consideramos \u00e9tico que nuestros gobernantes se planteen como \u00abun mal necesario\u00bb la creaci\u00f3n de fuentes de trabajo a costa del deterioro medioambiental, cuando en realidad es esta degradaci\u00f3n de nuestro planeta la causante del aumento desproporcionado de enfermedades degenerativas y desequilibrios presupuestarios producidos por los gastos sanitarios.<\/p>\n

Del libro \u201cEstimula tu inmunidad natural\u201d, de Pablo de la Iglesia y Pablito Martin, Kepler (www.edicionesuranoargentina.com<\/a>)<\/p>\n

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