Vacaciones en familia: cuando el ingenio comunitario supera las dificultades

Hoy terminan las vacaciones de invierno, dos semanas llenas de actividades para la familia.

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Dos imágenes de estas vacaciones de invierno: visitantes disfrutando del Complejo AV366 en Arenas Verdes por un lado y los niños gozando de una obra de teatro por el otro.

Las vacaciones de invierno llegan a su fin en el día de hoy y han sido, para muchas familias, una oportunidad de reencontrarse, compartir experiencias y renovar energías. Pero también han conllevado desafíos concretos, especialmente en contextos de crisis económica, donde las posibilidades de ocio se han visto restringidas y la necesidad de buscar alternativas accesibles se volvió esencial.
El panorama es diverso: hay familias que disfrutan del receso completo, otras en las que los padres continúan trabajando, y casos en los que los adolescentes extrañan su círculo social y manifiestan aburrimiento. Más allá de cada realidad, lo cierto es que la comunidad organizada ha demostrado una gran capacidad de respuesta ante estas demandas.

Una de las sorpresas de esta temporada fue el incremento de visitas a Arenas Verdes, un rincón de increíble belleza natural en el distrito de Lobería que, a diferencia de otros años, dejó de pasar desapercibido durante el receso invernal. Familias de la zona y visitantes de lugares más alejados, disfrutaron no solo los fines de semana, sino también durante la semana, creando hermosos momentos en contacto con la naturaleza. Esta revitalización se vio impulsada por la presencia del Complejo AV366, que mantiene todo el año abierto tanto su restaurante Julia, como sus cómodas cabañas denominadas «Refugio de mar».
Pero más allá de lo ocurrido en el balneario loberense, en las ciudades que recorremos con nuestro medio, los municipios se han esforzado por brindar propuestas creativas y gratuitas para todas las edades. El teatro, el cine, los museos y los centros culturales se convirtieron en escenarios privilegiados para el encuentro familiar, superando el frío y las limitaciones del bolsillo.
Al mismo tiempo, muchas familias optaron por fortalecer el tiempo compartido en el hogar. Juegos de mesa, cocina en equipo, tardes de manualidades o cine casero se volvieron parte del menú cotidiano, reafirmando que el ocio también puede ser un vehículo para construir vínculos y recuerdos duraderos.
Ejemplos concretos abundan. En Lobería, el municipio a través de sus distintas áreas y con el acompañamiento de diversas entidades, ofreció actividades recreativas, cine, espectáculos, visitas guiadas, muestras artísticas y el clásico de cada año, el taller educativo destacado “Pequeños paleontólogos por un día”. En San Cayetano, la articulación entre Cultura, Deportes y Turismo permitió una grilla que incluyó planetario, talleres, caminatas, cine y el tradicional torneo de Baby Fútbol.
Necochea ofreció teatro, por donde pasaron más de 5.000 personas en las dos semanas, el Desafío del Parque para los atletas, la 2º Expo, el domo sobre ballenas con la sala inmersiva y más.
Lo mismo sucedió en Balcarce y Tandil, donde los municipios buscaron alternativas que permitan distintas salidas a grandes y chicos.
Estas propuestas, más allá del entretenimiento, constituyeron una apuesta por el bienestar emocional y social de la comunidad. En tiempos donde la incertidumbre es moneda corriente, el compromiso por garantizar el derecho al disfrute y al juego resulta no solo valioso, sino necesario.
Porque en definitiva, el mejor legado de estas vacaciones no fue el espectáculo más concurrido, ni la actividad más original, sino el tiempo compartido, la alegría vivida y el esfuerzo conjunto por cuidar a los nuestros. En ese legado, el nacimiento de un Arenas Verdes turístico durante todo el año, también ocupa un lugar especial, como muestra de que la apuesta por iniciativas sostenidas, como el Complejo AV366, puede marcar la diferencia.
Carlos Laboranti, director ejecutivo