Una vecina mostró su disconformidad con la atención a su marido en el hospital loberense y afirma que su marido se está recuperando «gracias a los profesionales del nosocomio de Necochea»

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La vecina María Rosa Pérez de Negri, dio a conocer, tanto a través de su cuenta de Facebook como a través de medios locales, la situación que le tocó vivir a su marido Alberto Negri algo más de un mes atrás.

Pérez explicó que su marido fue internado en los primeros días de agosto pasado en el Hospital Municipal «Gaspar M. Campos» de Lobería y allí «se sucedieron una serie de falencias por parte de ciertos médicos con respecto a su estado de salud. Hasta llegaron a decirme que no descartaban que lo tuvieran que sedar, para que no sufriera. Alberto cursaba una falla renal grave, causada por su enfermedad (Mieloma Múltiple). Se estaba esperando el resultado de una biopsia, de llegar, tenía que esperar 15 días a que llegara la droga para comenzar con quimioterapia. Me dijeron que estaba en su etapa terminal, pero que no podía seguir internado, diciéndome este médico que a él no le importaba si era más cómodo para mi, tenerlo internado que en mi casa».

La vecina explicó que su marido fue internado el 1º de agosto y dejó el nosocomio un día después. «Alberto estaba cada vez peor y el sábado 3 de agosto, llamé a la autoridad de Salud, pidiendo el traslado al Hospital Ferreyra de Necochea, adonde yo me había comunicado y me habían dicho que lo recibían por guardia, a lo cual me responde que no se podía hacer el traslado a dicho hospital, sí al HIGA de Mar del Plata, pero no me aseguraba que llegara con vida por su estado de salud. Así siguió desmejorado cada día, hasta el lunes 5 de agosto, que lo internamos otra vez. Se le hicieron los estudios y se decidió el traslado al Hospital Ferreyra. Se perdieron cuatro días. Yo pregunto, por qué el sábado me dijo que no se podía y el miércoles entró al Ferreyra».

La mujer prosiguió su relato explicando que «Alberto entró al Hospital de Necochea muy grave el día 7 de agosto. Después de varios estudios, los médicos de dicho hospital (nefrólogo, hematólogo y clínico) nos comunicaron a mí y a mi hijas, que tenían que llevarlo al quirófano, para colocarle un catéter, para empezar con diálisis y quimioterapia el mismo día. Era eso o la muerte. Gracias a Dios y a los excelentes profesionales de Necochea, hoy Alberto está en casa mejorando día a día».