Por Valerio Cherenscio – Periodista Sendero Regional
En tiempos donde la inmediatez parece gobernar nuestras vidas, el compromiso y la dedicación se convierten en gestos de resistencia. Es precisamente eso lo que han demostrado Horacio Cherenscio, Miguel Fernández y Osvaldo Sammaroni con la exhaustiva investigación que llevó a la creación del libro Historia del automovilismo zonal loberense. Estos tres loberenses, con ocupaciones tan diversas como la cirugía, el periodismo y la música, dedicaron años de esfuerzo y pasión para reconstruir un legado que merece ser contado.
El automovilismo zonal no es solo una tradición en Lobería; es identidad, orgullo y memoria colectiva. Con rigor y detalle, este trabajo rescata nombres, fechas, escenarios y testimonios que forjaron la historia de un deporte que llevó a la localidad a ser reconocida como la Capital de las Cafeteras.
Para alcanzar la precisión y fidelidad que caracterizan el libro, «Gabi», Miguel y el «Flaco» recorrieron archivos, revisaron antiguos ejemplares del diario que en aquellas épocas publicaba «Chiche» Sabaidini, contrastaron fuentes, buscaron fotografías y debatieron cada hallazgo con minuciosidad.
No es fácil sostener un proyecto de este tipo durante más de cinco años, sobre todo cuando las distancias físicas separan a quienes lo impulsan. Sin embargo, con paciencia, intercambios de correos electrónicos, mensajes y videollamadas, los autores lograron que cada pieza encajara en este rompecabezas histórico. Fue un trabajo colaborativo que contó con el respaldo de la Municipalidad de Lobería para la impresión del libro, permitiendo que este testimonio quedara inmortalizado para las futuras generaciones de amantes del automovilismo.
Pero hay algo aún más admirable en esta historia: el gesto desinteresado de los autores. En un acto de generosidad y compromiso con la comunidad, decidieron que todo lo recaudado por la venta del libro se destine al futuro Museo de la Velocidad de Lobería, asegurando que la historia que tanto trabajo les llevó reconstruir siga sumando capítulos. La pasión, el esfuerzo y la memoria se transforman, así, en un legado tangible para quienes quieran recorrer el camino de las cafeteras y conocer el espíritu que define a Lobería.
Este libro no es solo un homenaje a un deporte. Es la prueba de que la historia sigue viva en quienes tienen la voluntad de escribirla.