San Cayetano y Lobería avanzan hacia un futuro sostenible

Dos modelos de gestión ambiental que inspiran y evidencian el impacto de la economía circular.

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En un contexto global donde los desafíos ambientales parecen multiplicarse día a día, resulta esperanzador encontrar distritos en nuestra zona que no solo entienden el problema, sino que lo enfrentan con acciones concretas y sostenidas.
San Cayetano es ejemplo de ello: bajo la gestión del intendente Miguel Gargaglione, ha consolidado una política ambiental pionera que combina innovación, compromiso ciudadano y educación transformadora.
Y lejos de relajarse tras los logros alcanzados en estos años, San Cayetano redobla sus esfuerzos. Durante el Mes del Medioambiente, desplegó una batería de actividades que no solo celebran lo conseguido, sino que invitan a reflexionar y actuar. Desde el funcionamiento ejemplar de la Planta de Tratamiento de Residuos Sólidos Urbanos (PTRSU) hasta las iniciativas educativas en escuelas y espacios comunitarios, cada propuesta buscó fortalecer hábitos sostenibles y generar una verdadera cultura del reciclaje.Este enfoque basado en la economía circular tiene un correlato poderoso en el distrito de Lobería. Allí, de la mano del ex intendente Juan José Fioramonti, se creó el Semar (Sector de Materiales Recuperables) y años más tarde se inauguró la primera planta de separación de residuos de Lobería, iniciativas que cambiaron el paradigma de gestión de residuos. Lo que antes era un simple basural a cielo abierto, hoy es el escenario de una transformación que genera empleo, conciencia y recursos. Y en ese sentido es fundamental la continuidad del modelo, algo que aseguró con sus políticas el actual intendente Pablo Barrena.
La noticia conocida esta semana refuerza ese avance: la flamante Cooperativa del Semar logró comercializar más de 20.000 kilos de material reciclable, dando un giro sustancial al destino de cartón, aluminio y plástico PET. Lo que antes terminaba en el basural ahora representa ingresos genuinos y dignos para los trabajadores cooperativistas, formalizados como tal, apenas dos meses atrás.
Tal como sucede en San Cayetano, el éxito del modelo depende del compromiso ciudadano. Separar en origen no es solo una práctica responsable; es un acto de respeto hacia quienes hacen del reciclaje su sustento, y hacia el entorno que todos compartimos.
San Cayetano y Lobería no solo están cambiando su relación con el ambiente: están enseñando con el ejemplo que la sostenibilidad es posible, rentable y profundamente humana. Si otros distritos decidieran seguir estos pasos, estaríamos un poco más cerca del planeta que soñamos.
Carlos Laboranti, director ejecutivo