Robo de toros de pedigree, elementos y ropa en un campo de Lobería

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Un establecimiento rural del Partido de Lobería, fue víctima del robo de cinco vacunos, tres de pedigree, una bomba de agua sumergible, un electrificador y vestimentas de la familia del puestero, según informó el diario La Nación.
El peón del establecimiento «Las Overas fue quien asvirtió la situación, el sábado por la mañana en su recorrida habitual. Allí encontró unas panzas de animales tiradas en un lote, cercano al puesto y a unos 500 metros del camino vecinal. Enseguida se dirigió al propietario para avisarle de la situación.
El dueño del campo, José Cendoya, contó que el puesto estaba deshabitado pero presto para ser ocupado. «Se iban a instalar ahí este lunes, por lo que habían dejado todas sus pertenencias en la casa. Además de llevarse la bomba y el electrificador, rompieron la puerta a golpes y se llevaron las ropas y zapatillas de la familia», detalló.
En cuanto a la impunidad con la que se manejaron los delincuentes, el productor dijo: «Estos animales acostumbrados al trato personalizado (son preparados para estar en una pista de exposición) eran mansos. Se tomaron el trabajo de solo dejar las panzas tiradas. Se movieron como profesionales y pareciera que hace rato lo venían planeando», señaló.
En este sentido, lo que le llama la atención es cómo hicieron para trasladarse con cinco animales de 400 kilos y el resto de las cosas en tiempos de pandemia y de retenes. «Deben haber sido varios vehículos. Rompieron el candado y con ramas trataron de borrar las huellas en el camino», indicó.
Con 57 años y décadas en la actividad agropecuaria, Cendoya puntualizó que el tema del cuatrerismo no es político.»El abigeato es común en la zona, que pasó toda la vida. Pero cuando a uno le toca le da bronca. Dos años atrás, a 50 metros del casco, nos carnearon dos terneras que estaban preparándose para ir a la Exposición de Palermo», opinó.
Cerca del puesto, en los corrales de la aguada dejaron algunas panzas más de los animales carneados.
Don Nemesio es una cabaña familiar de más 80 años con siete grandes campeones en Palermo. «Siempre hicimos genética para mejorar nuestro rodeo y hace cinco volvimos a ir a las exposiciones nacionales», dijo.
Luego de hacer la denuncia, espera una respuesta de la policía. Mientras pone más seguridad y se reconstruye el puesto estropeado, la familia del puestero aguarda «con miedo» ingresar para habitarlo. «La denuncia la sigo haciendo solo para que quede asentado y los políticos no digan que los delitos rurales bajaron», concluyó.