Toda familia necesita una visión, sueños y proyectos que le den una dirección. Se ha demostrado ampliamente que una de las claves para dar cohesión e identidad, consiste en la capacidad para soñar juntos.
Un sueño compartido nos da una dirección en la familia. El rumbo de nuestra vida personal y familiar está determinado por nuestras decisiones. Vamos hacia algún lugar. Pero ¿esto es producto del caos o de un propósito definido?. “Todo el mundo termina en algún lugar en la vida. Unos cuantos terminan en algún lugar, a propósito. Son los que tienen visión”.
Un sueño compartido nos acerca y nos une. Toda pareja, toda familia necesita alguna mini aventura cada tanto (hacer algo distinto, un viajecito, una actividad de servicio compartida). Se genera complicidad. El amor no consiste en mirarse el uno al otro, sino en mirar juntos en la misma dirección.
Un sueño compartido supone que puede existir un futuro mejor. ¿Qué frases expresamos a menudo con respecto a nuestro presente y nuestro futuro? Quien sueña, por definición, tiene esperanzas, cree que algo mejor está por delante. Y el sueño además, nos permite tomar oxígeno ante las tensiones diarias.
Un sueño compartido nos mantiene vivos, provoca emociones saludables. Cuando dejamos de soñar, algo muere en nosotros. Una visión clara y concentrada nos permite experimentar antes de tiempo las emociones asociadas al futuro que estamos esperando. Esas emociones sirven para reforzar nuestra entrega a la visión. Mientras más clara sea la visión, más fuertes serán las emociones. Erich Fromm afirmó: “El amor es la preocupación activa por la vida y el crecimiento de lo que amamos. Cuando falta tal preocupación activa, no hay amor”.
Todos debemos darnos la posibilidad de reflexionar y no dejar de considerar los disparadores que hacen posible nuestros sueños personales y familiares:

  1. Dediquemos tiempo a conocer los sueños de nuestra pareja, hijos o hermanos.
  2. Da a conocer tus sueños al resto de la familia.
  3. Elegí con cuidado el lugar y el momento para hablar sobre los sueños.
  4. No todo lo que se pase por tu cabeza o por la de un familiar merece convertirse en un sueño por lograr. Hay que concentrarse en prioridades.
  5. Hablando de prioridades, cuando hay varios sueños, armen un plan de acción para cumplir con el principio “primero lo primero”.
  6. Escriban los sueños. Visualicen su proyección.
  7. Mejórenlos, ajústenlos con el paso del tiempo. Actualicen periódicamente los sueños.
  8. Crea con tu familia un espíritu celebrador ante cada pequeño logro.
  9. Si es muy grande, dividí el sueño en pequeñas metas.
  10. No se concretarán todos los sueños. Aprende con tu familia a recuperarte de los fracasos; son parte inevitable de la vida y parte del aprendizaje.

Y para concluir a cerca del hermoso camino de soñar, tomamos las palabras de Neil Warren, quien dirigió un estudio con cien matrimonios exitosos, explica: “Aquellos que se ayudan mutuamente para alcanzar y enfocar sus sueños individuales y conjuntos, son vitales el uno para el otro. Nada hay en el mundo tan atractivo como alguien que soñará con nosotros, acoplará sus sueños a los nuestros, despejará el camino hacia la realización del sueño y entrelazará sus brazos con los nuestros mientras andamos por el camino”.

CARLOS LABORANTI
Director Ejecutivo