La Selección nos dio una alegría

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En épocas de controversias continuas en nuestro país, hasta Lionel Messi y la Selección parecían haber dividido a los argentinos.

Que no juega como en Barcelona, que no siente la camiseta, que no canta el himno, que no aparece en los partidos importantes, que los jugadores no entregan todo, que sólo les importa la plata, que el técnico se equivoca…

Pero la posibilidad concreta de quedarnos afuera del Mundial, pareció unirnos a todos detrás del equipo nacional y del mejor jugador del mundo.

Lo que siguió es historia conocida por todos, el “10” jugó uno de sus mejores partidos con el seleccionado argentino, convirtió tres goles y permitió la clasificación al Mundial.

Este comentario editorial no pretende analizar la manera en que jugó el equipo ni el trabajo del cuerpo técnico, sino simplemente valorar este logro deportivo desde lo que genera en el pueblo argentino.

Sin lugar a dudas que si consultara a cada uno de los lectores, me enumeraría numerosas cuestiones de la vida más importantes que un partido de fútbol.

Pero un triunfo en este deporte tan popular, muchas veces suele cambiar para bien o para mal el humor popular.

Nadie podrá decir que un gol de Messi va a mejorar la situación económica de una familia, ni una atajada de Romero hará olvidar un difícil momento personal que alguien pueda estar atravesando.

Pero aún en esas situaciones, un triunfo del “equipo de todos”, nos puede sacar una sonrisa, nos puede permitir un abrazo con quien tenemos a nuestro lado y hasta nos puede ayudar a afrontar con más optimismo los problemas cotidianos.

Varias veces hemos escrito en esta misma columna, sobre la división que día a día parece ser más profunda en nuestro pueblo, por eso nos parece valioso encontrar puntos de encuentro, y este es uno de ellos.

Ver entrar a un equipo con la celeste y blanca, escuchar el Himno y desear el éxito de nuestros representantes, son cosas que nos unen.

Lamentablemente, parecemos ser especialistas en encontrar temas de discusión incluso hasta en situaciones que nos alegran a todos. Entonces, en lugar de disfrutar de un triunfo o de la gran actuación de un jugador, estamos preocupados por recordarle a un conocido que él no puede festejar porque antes fue crítico con ese futbolista.

Aprovechemos la popularidad de este deporte y el fervor que genera, para disfrutar unidos los argentinos, para acercarnos a aquella persona que la famosa “grieta” nos alejó.

Si bien el más popular, el fútbol no deja de ser un deporte, un juego. No debe ser tomado como de vida o muerte, de hecho, si Argentina se hubiese quedado afuera del Mundial, todos hubiéramos continuado normalmente con nuestra vida. Pero disfrutemos de esa pasión que genera y permitámonos festejar una victoria, olvidándonos aunque sea por 90 minutos de los problemas cotidianos.

 

Carlos Laboranti. Director Ejecutivo