La lucha de Amelia por un derecho indispensable

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Amelia Sayagues sufre problemas en sus caderas desde su nacimiento. Tiene 67 años, es jubilada y carga con varios años de lucha para lograr que en Necochea los transportes públicos cumplan la ley de accesibilidad a través de rampas.

Durante cinco años caminó con prótesis en sus caderas pero luego de una infección se las tuvo que sacar. En aquel entonces vivía en Buenos Aires y se transportaba de un lugar a otro en colectivo, porque allí si hay rampas para discapacitados. Finalmente volvió a Necochea y se encontró con la imposibilidad de acceder al transporte público por falta de elevadores. Ahí comenzó una lucha incansable “durante un tiempo me trasladaba en remis, pero la plata no me alcanzaba, entonces decidí empezar a reclamar que se respete el derecho que tenemos todos los discapacitados”, explicó Amelia.

Junto al Director de General Transportes de la ciudad, Julián Zugazúa, Amelia comenzó a recopilar la información necesaria para iniciar el reclamo a las empresas de transportes. En diciembre del año 2015, tuvo la primera banca abierta en el Honorable Concejo Deliberantes donde planteó la problemática. Luego junto a la Defensoría del Pueblo logró recopilar el último documento presentado a los concejales, en donde se recomienda a la Municipalidad de Necochea la incorporación de rampas en los colectivos.

Desplazarse por la ciudad sin barreras debería ser un derecho al que podamos acceder todos, independientemente de las aptitudes físicas. “Soy una persona creyente y luchadora. Sé que voy a lograr que finalmente se cumpla la ley en Necochea y Quequén.  Hay que entender que este derecho no es para mí sola, es para un montón de ciudadanos que no pueden trasladarse por la ciudad a través del medio de transporte más económico”, postuló Amelia.

Las empresas de transportes manifiestan que los elevadores son muy caros, sin embargo, acceden a un subsidio por parte del municipio y la inversión no se realiza.

Las personas con capacidades restringidas son conscientes de sus derechos y, no desean ni exigen ventajas o privilegios de ningún tipo, tan sólo piden un mundo sin barreras en el que se puedan desenvolver como un ciudadano más. Ocuparse de la accesibilidad es, una manera de atender a las necesidades latentes o manifiestas de todos.