El acuerdo con la Unión Europea será “positivo» si se realizan «reformas que mejoren la competitividad»

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A una semana del anuncio del acuerdo de libre comercio entre la Unión Europea y el Mercosur, son muchos los desafíos que plantea el mismo para la agroindustria nacional; en especial impulsar todas aquellas reformas que permitan al país ser más competitivo en un mundo que demanda cada vez más alimentos de calidad y elaborados en el marco de buenas prácticas agropecuarias.

Este acuerdo se presenta como una enorme oportunidad para que los productos argentinos se instalen en un mercado con 500 millones de habitantes: esto representa el 20% de la economía mundial, el primer inversor con un stock que supera el 30% de las inversiones globales e importa el 17% del total de las compras mundiales de bienes y servicios.

Un informe de la consultora Ecolatina sostiene que gran parte de que el impacto de este acuerdo sea positivo o negativo para el país, «dependerá de qué reglamentaciones y excepciones se hagan al mismo y, no menos importante, cómo y a qué velocidad reaccione nuestro país ante la novedad, ajustándose a los estándares globales en materia de legislación impositiva y laboral».

Además los economistas de Ecolatina recordaron que el promedio ponderado de aranceles del Mercosur (14,8%) es sensiblemente mayor al del viejo continente (3%). Frente a esto, aseguraron: «Los precios de los productos europeos se abaratarían en mayor medida que los sudamericanos, y visto  desde la óptica de los consumidores, los habitantes del Mercosur seríamos los principales beneficiados. No obstante, desde una perspectiva productiva, dado que los productos europeos se importarán a un menos precio habrá un riesgo latente para la producción local«.

Mientras en Argentina se cobran retenciones, en la Unión Europea hay subsidios mediante el desarrollo de una política agraria. Según los datos de Ecolatina, el presupuesto de dicha política agraria europea ascendería a 408.000 millones de euros para el período 2020-2024, superando de esta forma cualquier proyección de nuestras exportaciones totales para el período.

Es tan alto el impacto en las producciones regionales los problemas de competitividad en el país, que de 18 economías que componen el índice de Competitividad de Coninagro, 16 se encuentran peor que hace un año atrás. Dentro de este grupo mayoritario aparecen: peras, manzanas y cítricos.

Estas economías mostraron en el primer trimestre del año caídas de dos dígitos en su competitividad multidimensional: -18,7% interanual en peras, -11,6% en manzanas y -16,4% en cítricos. Los principales causantes corresponden al marcado deterioro del poder adquisitivo de la población -mayor al 10% interanual- y a un menor acceso al financiamiento, instrumento clave para el desarrollo de las economías regionales dada su pequeña escala.

«Teniendo en cuenta esta dinámica asimétrica, el acuerdo debería forzar un esquema impositivo más racional en nuestro país, para no sobrepenalizar la producción doméstica. Si este fuera el caso, nuevamente, los consumidores locales ganarían por una doble vía. Ahora bien, si no se lograra relajar la carga tributaria, la producción doméstica se vería casi imposibilitada de competir con la europea», explicaron desde Ecolatina.

Otros problemas

A los problemas que provoca la elevada presión impositiva, se suma el alto costo de financiamiento, con una tasa de interés que se encuentra actualmente en niveles inaccesibles para realizar inversiones. «En pos de adecuar el sistema productivo a las demandas del acuerdo, el costo de financiamiento deberá abaratarse sensiblemente: de lo contrario, será muy difícil competir con la producción de nuestro nuevo socio comercial», subrayaron los integrantes de Ecolatina.

Pero también es necesario, de acuerdo al informe de Ecolatina, que en el acuerdo «se debe discutir la eliminación de subsidios a los productos agrícolas, que abarata a partir de decisiones de política económica a los bienes europeos. Será fundamental incrementar el valor agregado de los productos exportados, para pasar de ser el granero del mundo a ser el supermercado, ya que de lo contrario será inevitable que el sector se reprimarice. Esto no será un proceso autónomo, sino que dependerá de elaborar un programa de desarrollo con orientación exportadora que cuente también con la voluntad política necesaria para llevarlo a cabo».

En el debate del acuerdo y las reformas que hay que implementar a partir de la firma del mismo, los pequeños y medianos productores reclamaron un lugar en la mesa de diálogo.

El viernes último el Consejo Directivo de la Federación Agraria Argentina se reunió en Rosario y en un documento que publicaron, expresaron: «Es saludable aspirar a ser la góndola del mundo y llegar a nuevos mercados, pero no podemos descuidar la soberanía alimentaria. Como entidad representativa de los pequeños y medianos productores argentinos, sí creemos que debemos ser parte de las discusiones a la hora de discutir la letra chica, o los cupos de producción por sector y actividad».

Los federados reclamaron al gobierno nacional que «se nivelen asimetrías y que haya condiciones similares a la comunidad agrícola de Europa, que es altamente subsidiada, con otras cargas tributarias, otros niveles de tasas o de inflación que los que venimos teniendo hace tiempo en el país».

En este marco, el Consejo Directivo Central de FAA convocó además a las 16 asambleas zonales de distrito que se realizarán los sábados 13 y 20 de julio, donde se analizarán las principales urgencias de los pequeños y medianos productores.