Cepo a las exportaciones de carne, tras llovido mojado

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La limitación para exportar carne vacuna decidida por el Gobierno nacional ya tuvo sus primeros efectos realmente nocivos sobre el sector ganadero: redujo el ingreso de divisas, desequilibró la balanza comercial de nuestro país y empobreció las arcas del Banco Central.

Si bien lo que busca el Gobierno Nacional es lograr una baja en el precio de la hacienda que se traduzca en una merma en lo que tenía que pagar el consumidor en el mostrador, la decisión oficial tuvo su primera consecuencia destructiva en valor pagado por la vaca.

Gracias a la restricción del comercio exterior de carne vacuna producto de la norma oficial, bajó la demanda exportadora de manera tal que dicho segmento se vio duramente afectado en su precio.  Esto quiere decir que,  esa vaca que era enviada a los mercados o ferias era un producto de descarte de los campos y que daba ingresos que permitían financiar la renovación de los rodeos.

La baja en los precios es fuerte

Un dato no menor es que, después del cierre de exportaciones, el precio de la vaca ha tenido un deterioro muy grande. Si tomamos la vaca de conserva que se estaba vendiendo a 100/105 pesos por kilo antes de este problema, hoy está en los 70/75 pesos. O sea, estamos en el orden del 20% o 25% menos, mínimo.

La vaca manufactura pasó de 110 pesos a 80/90, la carnicera de 120/130 pesos a 100/110 y la especial casi novillo de 140/150 pesos a 120/130 por kilo. La caída ha sido impresionante a lo que respecta a este segmento. Al mercado le ha bajado mucho la demanda por parte de la industria exportadora.

Impacto negativo en la industria ganadera

Producto de esta situación, el mayor perdedor en lo que respecta a la baja en el precio de los animales es el productor ganadero, que ve caer sus ingresos de manera significativa. Además, con la reducción de la demanda, la posibilidad de concretar negocios, que ya de por sí serán a valores más bajos, se reduce. Todo esto sucede en la época del año donde se da la mayor salida de vacas de los campos.

Sin dudas, el cepo es incoherente e incomprensible. A causa de que no se exporta toda la carne sino solo una parte, al cerrarse la exportación, la posibilidad de que cortes que no salen al exterior se derramen al mercado interno, también se limita, porque al bajar el precio de la hacienda, la misma no sale al mercado.

El efecto negativo de esta medida es doble: no es únicamente el incremento del precio de la carne para el consumo interno, sino que además, atenta contra la generación genuina de divisas, porque la única manera de generar divisas al país, es justamente pudiendo venderle a terceros países. Por eso resulta inconcebible que se suspendan las exportaciones, cuando lo que el país necesita es justamente lo contrario.

Es necesario que el Estado tome cartas en este asunto. Esta medida atenta contra la producción y se corre el riesgo de consecuencias ya vistas: disminución del stock ganadero, pérdida de puestos de trabajo y desinterés y desinversiones en nuestro país. Necesitamos con urgencia establecer un plan  estratégico y ordenado mínimo a 10 años, que involucre a todos: a la ganadería, a la agricultura, a la dinámica de las escuelas técnicas y rurales, que preparen personas que estén disponibles para trabajar en el campo, dejando las mezquindades de lado.

Carlos Laboranti – Director Ejecutivo.