Se cosecharon más de 23 millones de toneladas de trigo y cebada por la alta inversión en insumos y fertilizantes

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Un informe de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires reflejó que la alta inversión en insumos y fertilizantes por parte del productor fue el factor clave para lograr un récord en la última cosecha de trigo y cebada de 23.100.000 toneladas. El uso del nivel tecnológico alto aumentó un 6%, y el nivel bajo registró el menor valor desde la campaña 2010/2011.

La adopción de siembra directa alcanzó el 85% de las 7.200.000 hectáreas sembradas con cebada y trigo, un 4% por debajo de los valores de la campaña anterior.

Los técnicos de la bolsa porteña consideraron que este proceso tecnológico «es ampliamente adoptado, pero que sufre fluctuaciones entre campañas. La problemática de malezas es difícil de controlar y en algunos casos se cosecha en condiciones de excesos de humedad. Estos fueron los principales motivos que condujeron a realizar a los productores a realizar algún tipo de labranza».

El uso de tecnología ha variado de acuerdo a las regiones. En el norte del área agrícola la adopción alta de tecnología fue muy baja, donde el ciclo de los cultivos coincide con una época seca, y los rendimientos potenciales son bajos.

En el centro del área, los núcleos norte y sur se destacan por niveles de adopción de alta tecnología que superan la media nacional. Y finalmente, el sudeste de la provincia de Buenos Aires, el área central de los cultivos de invierno, alcanzó el 65% de la producción en niveles altos de tecnología.

Fertilización y fungicidas

La fertilización mostró una suba importante de la mano de un incremento del uso de fuentes nitrogenadas y representó el 68% del volumen total aplicado. Fue determinante para el mayor uso de tecnología por parte de los productores gracias a una mejora en la relación insumo/producto y un favorable clima para el desarrollo de los cultivos.

En el terreno del manejo de las enfermedades, clave en el ciclo de invierno y con un promedio de más de una aplicación de fungicida realizada, el consumo de fungicidas cayó un 5% en comparación con el ciclo 2017/2018, más allá que se aguardaba una baja más pronunciada.

Al respecto, el informe sostiene que las mezclas con carboxamidas alcanzaron un aumento de 8%, representando un cuarto del volumen total aplicado. En el cultivo de cebada, esta familia de productos adquiere una mayor relevancia e incluso desplazaron a las mezclas dobles.