Respetar a los animales no es dejar que se apoderen de las calles

0
300

La semana pasada, en la Escuela Normal Superior “Domingo Alberto Teruggi” de Lobería, me encontré con una decena de perros que se peleaban entre ladridos y mordidas, con los riesgos que ello supone para los padres que allí aguardábamos y los alumnos y docentes que comenzaban a salir del establecimiento.

Un rato más tarde, concurrí al Banco Provincia y otro grupo de canes se encontraban en el lugar, pudiendo observar el temor que generaban en un par de personas mayores que aguardaban su turno para ingresar a la zona de los cajeros automáticos.

A menudo escuchamos las quejas de gente por las roturas de bolsas de basura producida por los canes en su búsqueda desesperada de comida, o bien porque fue mordida o se cayó de una bicicleta o una moto por la amenaza de un perro.

La situación se repite casi a diario y no desde ahora, sino desde hace muchos años. Y no sólo sucede en Lobería, sino que a decir de nuestros corresponsales, se repite en San Cayetano, Necochea, La Dulce y Juan N. Fernández.

Evidentemente, no es una problemática de fácil resolución, puesto que los distintos gobernantes han tomado diferentes medidas, que a todas luces, no han sido exitosas o bien han sido insuficientes.

Al respecto, lo primero que deseo decir sobre el tema, es que el remedio para este problema no es y nunca lo será, matar a los animales, y hago esta reflexión porque un par de semanas atrás, aparecieron envenenados unos doce perros en cercanías de la Plaza “Manuel Belgrano” de Lobería.

La vida de los animales debe ser respetada, pero no por eso dejar que hagan lo que quieran en las calles, poniendo en jaque la vida normal y habitual de los vecinos.

En principio, la Municipalidad de Lobería ha puesto en marcha un programa similar al que realiza ProTenencia Necochea, que desde hace años recorre todo el distrito necochense realizando castraciones gratuitas.

En Lobería, un grupo de vecinos “amantes” de los perros, insistieron permanentemente hasta que lograron que a través del Concejo Deliberante surgiera un proyecto que el municipio rápidamente concretó. Se trata del Programa Municipal de Tenencia Responsable de Mascotas, que recorre todos los barrios loberenses con un quirófano móvil, en el cual se realizan castraciones gratuitas a perros y gatos, además de vacunaciones y desparasitaciones. Vale destacar que las prácticas también se les realizan a los perros callejeros, con la buena voluntad de vecinos que aceptan cuidarlos hasta que estén recuperados de la operación.

Mediante este programa, en diez semanas, hasta mediados de mayo, se habían realizado 425 castraciones, el mismo número de intervenciones que las concretadas durante todo el 2016.

Esta es una solución de fondo, a largo plazo, que seguramente permitirá que en un futuro, la cantidad de canes callejeros disminuya notablemente.

Lo que parece más difícil aún, es encontrarle un lugar a los numerosos canes que hoy están distribuidos por las calles de las ciudades de nuestra zona.

En San Cayetano, por ejemplo,  además de las castraciones anuales que se llevan a cabo, se puso en funcionamiento la Guardería Canina Municipal, con un encargado estable, que se encarga del cuidado de entre 30 y 50 perros que viven allí.

Por otra parte, fue creado un grupo en Facebook llamado “Perreros de San Cayetano”, que se preocupan por encontrarles una familia que quiera adoptarlos.

Se dice que el perro es el mejor amigo del hombre, pero éste, muy a menudo lo maltrata. Por eso es que nos parece muy valorable el aporte de asociaciones proteccionistas y muchos vecinos que les han dado un hogar o alimento a perros callejeros, al igual que el esfuerzo de los municipios por terminar con este problema, pero para que esto sea realmente efectivo, creo que sería necesario que todos tomemos conciencia y hagamos nuestro aporte para evitar el crecimiento desmedido de la población canina. Para ello, podemos empezar por casa, siendo responsable con las mascotas que tenemos, dándole amor y los cuidados que requieren.

CARLOS LABORANTI. Director Ejecutivo